Las nanoburbujas, con un diámetro inferior a 200 nanómetros (2.500 veces más pequeñas que un grano de sal), han surgido como una tecnología disruptiva para el tratamiento de aguas. Estas diminutas burbujas, invisibles al ojo humano, poseen propiedades únicas que las convierten en una solución eficaz y sostenible para la desinfección de agua en sectores como la agricultura, la acuicultura y la industria.
Al inyectarse en el agua, las nanoburbujas generan radicales libres (como hidroxilos) durante su colapso, capaces de destruir membranas celulares de patógenos. Estudios de Virginia Tech demuestran su eficacia contra bacterias como E. coli y Listeria en solo 5 minutos de exposición. Además, su carga superficial negativa atrae y neutraliza partículas contaminantes, incluyendo virus, algas y biopelículas microbianas
En agricultura, optimizan el riego al controlar algas y patógenos en balsas, reduciendo hasta un 25% el consumo hídrico. En acuicultura, mantienen niveles estables de oxígeno disuelto y previenen enfermedades en peces. Para uso industrial, desinfectan aguas residuales y eliminan olores mediante oxidación avanzada.
Esta tecnología, validada por universidades como UCLA y la Universidad de Chile, representa un salto hacia la gestión hídrica sostenible, combinando alta eficacia con mínimo impacto ambiental
Descubre sus excelentes propiedades y beneficios
Son burbujas microscópicas (diámetro <200 nm) que generan radicales libres al colapsar, destruyendo patógenos como bacterias y virus. Su carga negativa atrae contaminantes y su alta estabilidad permite una acción prolongada.
No requieren cloro ni productos químicos, evitan residuos tóxicos, son seguras para ecosistemas acuáticos y reducen olores al oxidar materia orgánica.
El colapso de las nanoburbujas produce radicales hidroxilos que dañan membranas celulares y material genético de microorganismos, inactivándolos en minutos.
Sí, generan bacterias aeróbicas que descomponen la materia orgánica de las algas, reducen sus toxinas y previenen blooms algales.
Mejoran la calidad del agua de riego, aumentan el oxígeno disuelto para raíces, controlan patógenos y reducen hasta un 25% el consumo hídrico.
Las nanoburbujas de ozono tienen mayor tiempo de contacto con contaminantes, penetran en grietas y mejoran la transferencia de masa, potenciando la desinfección.
Sistemas como el Neo de Moleaer son de bajo mantenimiento, operan de forma continua y tienen larga vida útil gracias a su diseño robusto.
Totalmente seguras: mejoran los niveles de oxígeno disuelto sin alterar el equilibrio acuático, favoreciendo el crecimiento de organismos beneficiosos.
Aumentan la eficiencia de aireación, oxidan compuestos orgánicos, reducen turbiedad y eliminan grasas mediante flotación mejorada.
Reducen costes en químicos, disminuyen obstrucciones en sistemas de riego, mejoran rendimientos de cultivos y evitan sanciones por normativas ambientales.
Un solo generador trata desde balsas pequeñas hasta grandes embalses, con cobertura ajustable según modelos (ej: hasta 800 m de perímetro en algunos sistemas).
La purificación de agua es un proceso esencial para garantizar la salud y la seguridad en hogares, industrias y servicios sanitarios.Entre las tecnologías más utilizadas destacan la ósmosis inversa (OI), la ultrafiltración (UF) y el uso de ozono.Cada una ofrece ventajas, costos y aplicaciones específicas. A continuación, una comparación detallada.
El ozono (O₃) es un gas con un alto poder oxidante que se ha convertido en una de las tecnologías más efectivas para la purificación y desinfección del agua.Al disolverse, elimina bacterias, virus, hongos y compuestos orgánicos, ofreciendo una alternativa más limpia, rápida y ecológica que el cloro.
La ultrafiltración (UF) es un proceso de purificación de agua que utiliza membranas semipermeables capaces de retener partículas diminutas, como virus, bacterias y coloides, permitiendo el paso del agua y algunos minerales disueltos.
El ultrasonido es una tecnología innovadora que emplea ondas acústicas de alta frecuencia (superiores a 20 kHz, inaudibles para el oído humano) para mejorar los procesos de purificación y desinfección del agua.Gracias a sus efectos físicos y químicos, el ultrasonido es capaz de inactivar microorganismos, degradar contaminantes y optimizar otros métodos de tratamiento.
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